Pensé que llegábamos juntos pero te fuiste antes. No me esperaste y eso que te lo pedía y pedía. Aguantaste lo que más pudiste y te lo agradezco.

Los chicos no me quisieron colgar tu cuadro en la habitación así que para asustarlos lo puse en la bañera y le metí tus muletas como formando una cruz. Se van a cagar en las patas.

Como me gustaría saber si te reís. ¿Me podés avisar de alguna forma? ¿Qué será más fácil para un fantasma, escribir en un cuaderno o señalar con una copa? si querés te dejo mi computadora, capaz que te resulta más fácil apretar las teclas que usar la lapicera. Me vendría bien saber si te encontraste con tus viejos, tu hermano, si es una casa grande para cada familia y tienen que aprender a convivir hasta con los que se llevaron mal toda la vida o si es un laberinto donde los tenés que andar buscando, y como pueden ir para todos lados sin que nadie los vea, vaya uno a saber por dónde andan.

O si estás acá, si te fuiste…

 

¿Te fuiste Ricardo? ¿Lo primero que hacés cuando te morís es irte? ¿Y qué hago ahora sola con los dos nenes? ¿Por qué fumaste tanto, Ricardo? ¿Por qué no hiciste deporte?

¿Y el gimnasio, qué te costaba? ¡Esa manía de mezclar hidratos con proteínas! No tenías que tomar tanto, Ricardo. No entiendo por qué me hiciste esto. ¿Cómo te vas a morir así? Sin avisar.

¡La colonoscopía!

 

¿Me podés responder, Ricardo? Por favor. Alguna señal, no sé, algo. Apagame las luces, haceme algún ruido ¿Cómo es? ¿Se gasta mucha energía interactuando con el plano real?

¿Dormís Ricardo? ¿Esa comida que desaparece a veces, te la comés vos? ¿Querés que te prepare algo de comer?

Necesito que me avises si estoy compartiendo el baño con un fantasma. No me mires cagando, Ricardo, te lo pido por favor.

A esta altura no lo creo, pero si rehiciera mi vida quiero que sepas que siempre me gustó tu amigo Claudio. Yo también le gusto a él. ¿Vos viste cómo me miraba en tu funeral? Andá, andá y desquitate. Hacele alguna picardía de esas que hacen ustedes, se lo merece.

¿Tenés necesidades? ¿Te hace falta algo? ¿Vos no estarás en el infierno, no? O sea, me dejás sola con las dos criaturas y ¡encima te vas al infierno! ¿Me lo hacés a propósito? Te resucitaría nada más que para matarte. Si yo me llego a enterar que te moriste para irte con alguna putita muerta soy capaz de ir a buscarte en persona. Mejor no quiero saber nada y no podemos seguir bajo el mismo techo. Yo no tengo por qué convivir con el fantasma de un tipo que me caga hasta en el infierno. No es así… Me quiero divorciar. 

¿Ricardo, fuiste vos? A ver, hacelo de nuevo. Seguro que no fuiste vos, porque nunca supiste desenroscar un foquito. ¿Te acordás cuando quisiste cambiar un enchufe y dejaste a todo el barrio sin luz? Ricardo, si sos vos te pido que dejes en paz las cortinas que las vas a romper y voy a tener que llamar a Claudio para que me las cuelgue. 

Yo no puedo creer cómo te las ingenias para cagarme la vida desde el más allá. ¿Podés dejar de mover las cortinas, Ricardo? ¿Querés que lo llame? ¿Te gustaría ver como Claudio me arregla las cagadas que hacés? ¿Querés que tu amigo te consuele la viudita no? Que morboso que sos, Ricardo. Qué asco. Cortala que están por llegar los nenes.

 

Dale no peleemos más. Prendeme las luces y cerrame las cortinas. No te sientas mal que ya bastante con que te moriste.

¿Ricardo… podés tocarme? Así despacito, como vos sabés. O soplame el cuello. ¿Tenés saliva? ¿Si me pongo el perfume que te gusta, se te para? Dale que están por venir los nenes, dale Ricardo, soplame. Soplame el cuello y decime algo inentendible en el oído, susurrame. Si movés la cortina dos veces es porque estás re caliente. ¡¡Ay yo también, Ricardo!! Me vuelvo loca. ¡¡¡Estás ahí!!! No te fuiste y estás re caliente, Ricardo no lo puedo creer. Entonces quiere decir que no estás con otra. O sí, pero me extrañas igual. Prendé y apagá dos veces la luz si me extrañas. Dos veces, Ricardo… Ricardo… ¿Ricardo me extrañas?

Mirá no sé a quién mandaste a tocar el timbre pero decile que no moleste.

¿Qué se supone que tengo que hacer? ¿Abrirle? Me tenés harta. ¿Qué sos voyerista ahora? ¿Te gustaría verme no? ¿Eso querés? ¿En qué momento te volviste tan pajero, Ricardo? Te desconozco te juro.

Yo me asomo a ver quién es pero si llega a ser una joda te vas a arrepentir,

¿Me oíste?… ¿Un vendedor ambulante? ¿No te interesaba otro? Encima es jovencito, Ricardo, yo no voy a poder. Decile que espere un segundo que voy al baño. Vos no vengas conmigo por favor, quedate cuidando que no se vaya.

¿Ricardo, le decís que no hace falta que siga tocando el timbre? Enseguida le abro, me estoy cambiando la bombacha. Qué te parece si me pongo el conjuntito que compramos para ese aniversario tan especial, ¿te acordas? ¿Querés que me lo ponga para vos pero que me lo saque el vendedor ambulante? Ay, Ricardo qué lástima que te moriste antes de ponerte tan divertido.

***

¿Cómo me queda? ¿Se nota que vengo haciendo dieta? yo me veo más deshinchada.

¿Vos tenés la edad con la que te moriste o podés elegir? Un par de añitos menos le vendrían muy bien a toda esa experiencia. Me acuerdo de esa vez en la terraza y me empapo. Ricardo, no sé cómo pero te vas a tener que hacer cargo de esto. ¿Vos viste cómo se me ponen los pezones cada vez que suena el timbre? Decile que toque tres veces y que la tercera lo mantenga, y vos vení, acercate un poquito. Contame si aprendiste cosas nuevas. Debés andar en cualquiera ahora que estás de incógnito. 

Ay, los calores Ricardo, no puedo más… le voy a abrir. Ya fue, le abro y terminamos con esto. Al final de cuentas sos vos el asqueroso, ahora te la bancás. Te hacés el moderno porque andarás todo descontrolado pero yo no soy como vos, yo respeto a mi marido aunque esté frío en un cajón. Y si su voluntad es que me acueste con un vendedor ambulante entonces lo voy a hacer. Le voy a decir que entre y que me espere en el sillón mientras le busco algo de tomar. 

Él no va a entender porque nada más buscaba ropa para donar pero se va a dejar llevar por el encaje de mi corpiño y sin decirme nada me besará con la lujuria que perdimos con los años y me mirará los ojos, todavía húmedos de llorar tu partida, y me dará un pañuelo de papel para secarlos, y justo ahí, en el momento en que se cruzan mi necesidad y su urgencia, nos enroscaremos en el edredón que nos regaló tu madre y seremos uno balanceándonos al unísono. Y voy a acabar, acabaré con todo, con fuerzas, con ganas, con demasiadas ganas y con vos también, Ricardo. 

Creo que es momento de conocer a otras personas. ¿Te molesta si le doy tu ropa al muchacho? ¡Me cortaste la luz! que celoso de mierda que sos, Ricardo.